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Bisturí

29 octubre, 2016 — 2 comentarios
Publicado en Málaga Hoy el viernes 28 de octubre de 2016.

Leer catorce versos en tres horas. Explicación de una lectura.

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Para quien pueda tener dificultad de lectura con la foto del artículo, aquí va el texto:

TEXTO SENTIDO

Sanz Irles. Escritor

@SanzIrles

BISTURÍ

Hace poco hablé de un poema. Dije que había estado con él tres horas y me han preguntado cómo se tarda tanto en leer catorce versos. He aquí la explicación:

Al primer vistazo el poema me gustó y cuando esto ocurre me vuelvo minucioso. Primero lo leí unas cuantas veces más, puede que hasta quince, siempre en voz alta, deambulando por la casa con el libro en la mano, como un orate; declamándolo con mucha variedad de tonos, como un actor que ensaya y a veces sobreactúa. Ya intimista, ya histriónico, ya épico, ya Actor’s Studio (rascándome la oreja y tal). Se trata de amasar el sonido, de que la voz materialice la poesía: es mi obrador fónico. De pronto hay dos poemas: uno, en el papel; otro, en el aire. La lectura —su ritmo, cesuras, énfasis— le va dando distintos visos, sin que deje de ser el mismo. En esos paseos vociferantes, que inquietan a los perros, memorizo el poema sin proponérmelo.

Me gusta la métrica —pizca de autocontrol en la libérrima creación— y siempre miro los poemas también por ese lado. Dominaban los versos alejandrinos (catorce sílabas), pero quise saber más y consulté mi Manual de métrica española de Varela, Moíno y Jauralde, pues del alejandrino hay mucho que decir. ¿Qué cadena rítmica? ¿Enfático o melódico? ¿Heroico, sáfico, vacío, pleno, puro…(se cuentan hasta 59 variaciones). También me fijé —en realidad ya lo había hecho durante las repetidas lecturas— en las sinalefas, hiatos y otros recursos para la escansión.

Poco sabía del autor, Cobos Wilkins, y aunque no leo literatura biográficamente (para leer no suele importarme la vida del escritor) quise saber más, así que dediqué unos minutos a escrutar Internet y husmear en su perfil público.

Lo que el poema dice (no el autor, repito), es decir, las ideas que expresa, las sensaciones que pretende transmitir, las que en realidad transmite, las referencias, guiños, claves culturales, paraliterarias y metaliterarias… todo eso llovizna sobre uno a medida que lee, pero le presto más atención tras haber realizado las operaciones anteriores.

Ya el primer verso (El mundo se derrumba y tú escribes poemas) me cogió por las solapas. Un déjà vu que no pude concretar hasta que llegué al verso duodécimo (Este no es el comienzo de una hermosa amistad) y se hizo evidente la referencia: la escena final de Casablanca. Para recordarla con detalle busqué ese fragmento en Youtube y después toqueteé con el saxo algo de la inolvidable As time goes by (que muchos conocen por Play it again, Sam).

Hurgué luego en mis estantes, para encontrar otros poetas españoles vivos que se ocupen del cine. El dandi Luis Alberto de Cuenca, por ejemplo.

Estos versos limitan al Norte con el cine

de gángsters…

La referencia culta a La pietà me llevó a refrescar las hermosas imágenes de las varias que se conservan por el mundo. Pasé cerca de media hora mirando, ensimismado, láminas y fotos. Por último me eché en el sofá y, con los versos en la cabeza, me dediqué a pensar, como el propio poema, en el arte y el tiempo y la impotencia y la ira, hasta que mi telúrica mujer me trajo de vuelta al mundo.

 

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Pietá Rondanini

 

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Pietà del Vaticano

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7 octubre, 2016 — 4 comentarios
Publicado en Málaga Hoy el viernes 7 de octubre de 2016.

Escrutar un poema es un formidable pasatiempo para los ratos de asueto.

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Para quien pueda tener dificultad de lectura con la foto del artículo, aquí va el texto (donde he corregido unas tildes equivocadas sobre un par de «comos». Se me colaron en la revisión ortográfica. Discúlpenme:

TEXTO SENTIDO

Sanz Irles. Escritor

@SanzIrles

14 x 14

El mundo se derrumba y tú escribes poemas.

Este primer verso, inclemente, es también el título de un poemario de Cobos Wilkins y una evocación (“guiño” ya es cliché) de la celebérrima Casablanca, cuando Ilse le dice a Rick: El mundo se derrumba y nosotros nos enamoramos.

Enigmático y fastidioso verso. Ante el hundimiento, el arte. ¿Como única salvación? ¿Como resignado adiós? ¿Como huida cobarde? No sabemos la respuesta, pero podemos sospecharla. Ese —casi insolente— ¿somos nosotros? ¿El poema nos aplaude o nos desprecia? Lo que el verso describe se oye, literalmente, en derrumba, de sobrecogedor estruendo: amenazadora vibración alveolar de la erre, seguida del grupo mb, que zumba y retumba tremendo y tronador. Las consonantes bilabiales se las gastan así. Junten mundo y derrumba, lean en voz alta y oigan la tormenta que se cierne. Zozobra el Titanic, resuenan los violines. Tirurí.

Qué brazos

igual que una pietà,

te sostendrán ahora que caes, te precipitas

como funambulista que pierde el equilibrio

entre la pasión y la armonía.

¿Qué pietà? ¿La Rondanini, que Miguel Ángel esculpió hasta su muerte dejando inconclusas sus lánguidas figuras elongadas, casi como relojes dalinianos? ¿La del Vaticano, de completitud apabullante y que no podemos contemplar sin sentir sobre nosotros el peso muerto del Cristo en el regazo de su madre o sin estremecernos ante la melancolía de la Virgen?

Y entonces va y caemos entre la pasión y la armonía, Dionisos y Apolo. El poeta nos habla desde un tiempo aoristo.

Qué abrazo

igual que al hijo pródigo,

ahora que ya todo es pasado, estela

de cometa, y ni te reconoces.

Y ni te perteneces.

 

Este no es el comienzo de una hermosa amistad.

No hay piedad, no hay perdón, no hay abrazo.

El mundo se derrumba y tú escribes poemas.

Hay un grito. ¿Rebeldía o resignación? Es una ira que conoce su impotencia. La impotencia verdadera contiene la imposibilidad de la salida: su rasgo más terrible.

Catorce versos entre los que predominan los de catorce sílabas. El verso alejandrino, viejo emperador de la poesía, armazón de nuestra medieval cuaderna vía, que canturreábamos en la escuela los rucos del lugar (me parece estar oyendo a mi viejo profesor: “¡El tetrástico monorrimo es una estrofa, no un timo!):

Fablar curso rimado por la cuaderna vía

a síllabas cuntadas, ca es grant maestría.

El tiempo enhebra este poema: ahora que caes // ahora […] todo es pasado. Todas las referencias al tiempo apuntalan la idea central, que es la de un final, un gran desplome, un acabose tras un instante fugaz, estela de cometa.

Al final salimos del mundo antiguo —esculturas renacentistas, parábolas bíblicas— y regresamos a la modernidad de Casablanca para ver morir otra esperanza: Este no es el comienzo de una hermosa amistad. Otra puñalada al optimismo, ¡maldita sea!

Catorce euros por este libro de cuarenta y seis poemas. Salen a treinta céntimos. Con la lectura del primero me he entretenido casi tres horas y otra más para escribir este artículo: cuatro horas envidiables por 0,30€. Buena inversión. Ni George Soros.