Archivos para 30 November, 1999

Ovidio

11 marzo, 2018 — Deja un comentario

Publicado en Málaga Hoy el viernes 9 de marzo de 2018.

Los clásicos de verdad.

29062018_03_09_Ovidio

Para quien pueda tener dificultad de lectura con la foto del artículo, aquí va el texto:

TEXTO SENTIDO

Sanz Irles. Escritor

@SanzIrles 

OVIDIO

Para diversión a la grande, fantasía desbordada, intensidad poética y un lenguaje de belleza admirable, vayamos a los clásicos grecolatinos. A las intensas emociones estéticas que producen, se añade el íntimo sentimiento de recuperar la comunión con la herencia cultural que nos estaba destinada, pero de la que nos hemos arrancado hasta lo irreparable.

Hace poco escribí sobre Apuleyo y su El asno de oro, también conocido por Las Metamorfosis. Hoy hablaré de las otras Metamorfosis, las de Ovidio, encareciéndoles su lectura.

Nada más empezar nos instalamos en la tradición, pero aun pisando terreno conocido, Ovidio nos sorprende una y otra vez. Cuando, recurriendo a un clásico lugar común, describe las edades de la historia humana, oro, plata, bronce y hierro, sobre la última nos dice gravemente:

…madrastras preparan los pálidos acónitos (o sea, venenos); los hijos preguntan antes de tiempo por los años de su padre.

Terrible verso que me recordó estos otros de Borges:

por Frances Haslam, que pidió perdón a sus hijos
por morir tan despacio

En el poema de Ovidio hallaremos leyendas y fantasías que han llegado hasta nuestro presente, como la de  Licaón, quien cuando el tardío crepúsculo arrastraba la noche, se convirtió en lobo.

apollon_et_daphne

Apolo y Dafne

Todas esas historias llegan envueltas en una poesía que nos apabulla con su belleza. El diluvio universal —featuring Deucalión en el papel de Noé— tuvo su causa en el Noto, furioso viento del sur, que:

…se lanza volando con sus alas humedecidas cubriendo su terrible rostro de negra oscuridad: tiene la barba cargada de nubes, mana agua de sus blancos cabellos, en la frente se asientas nubes y destilan rocío las alas y el pecho…

¡Ah, esa barba nubosa!, barba gravis nimbis. ¿Pero acaso no anticipa Ovidio, en estos otros versos, los miedos actuales por el derretimiento de los casquetes polares?

…y ya no había diferencia alguna entre el mar y la tierra:

todo era mar y al mar incluso faltaban las costas.

Las nefastas consecuencias de tal catástrofe no habrían de tardar:

…fulvos vehit unda leones, es decir: las olas arrastran a los rubios leones.

Las historias que nos cuenta Ovidio nos fascinan; nos dejan, literalmente, boquiabiertos: la tragedia de Filomela, violada por Tereo y convertida en ruiseñor, que T. S. Eliot también  cantó en La tierra baldía. La treta de Júpiter al convertir a su bella amada en una ternera, para protegerla de la cólera de la terrible Juno; la venganza de Cupido (¡qué dioses, aquellos!) contra Apolo, quien lo había afrentado, haciendo que su amor por Dafne no fuera correspondido:

de su saetífera aljaba sacó dos dardos de efectos diferentes:

el uno hace huir al amor, el otro lo produce;

Ya sabemos con qué flecha de su saetífera aljaba hirió Cupido a la huidiza Dafne y con cuál al ardoroso Apolo.

Sabremos, con palabras hechiceras, de la ninfa Eco; del bello Narciso; de Pitón, la terrible serpiente; del ambicioso joven Faetón, que quiso guiar el refulgente carro solar; de pastores trocados en fuentes y piratas que raptaron a Baco y mujeres que se hicieron culebras y de las lágrimas de Biblis, de las que nace un manantial.

No hay límite ni a la fantasía ni al caudal de nuestra tradición literaria ni a la divina hermosura de los versos de Ovidio ni a nuestro placer de lectores deslumbrados y agradecidos.

Ovidio

 

Palabras transparentes

9 diciembre, 2017 — 1 Comentario

Publicado en Málaga Hoy el viernes 8 de diciembre de 2017.

Este artículo sobre el imposible Finnegans Wake no pretende aconsejarles que lo lean; ni siquiera defenderlo. Creo que, como al don Pedro Girón que ensalzaba Quevedo (Faltar pudo su patria al grande Osuna / mas no a su defensa sus hazañas…), le bastan sus propios méritos para cabalgar, mientras le ladra.

Es un libro que me hace feliz, y quería decirlo.

Publicado en Málaga Hoy el viernes 24 de noviembre de 2017.

Ya me he ocupado, en esta sección semanal, de la muerte en la literatura. El tema es infinito, y eso me justifica.

2017_11_24Abierto por defunción

Para quien pueda tener dificultad de lectura con la foto del artículo, aquí va el texto: 

TEXTO SENTIDO

Sanz Irles. Escritor

@SanzIrles

ABIERTO POR DEFUNCIÓN

¡Que escueta es la muerte de don Quijote! James Wood, un teórico, sugiere que Cervantes no la deseaba y que por eso se despidió de él de mala gana. No se muera vuesa merced, dice Sancho, usurpando la voz del autor. Después Cervantes despachó el tránsito con parvedad funcionarial:

deathquijote

Hallose el escribano presente, y dijo que nunca había leído en ningún libro de caballerías que algún caballero andante hubiese muerto en su lecho tan sosegadamente y tan cristiano como don Quijote; el cual entre compasiones y lágrimas de los que allí se hallaron, dio su espíritu: quiero decir que se murió.

La muerte de Iván Ilich en La muerte de Iván Ilich es trepidante y tolstoiana, pero la trepidación de la agonía encuentra un amansamiento final que hasta los lectores agradecemos:

Algo borboteaba en su pecho […] Luego el borboteo y los estertores se fueron espaciando.

«Se acabó» —dijo alguien encima de él.

Él oyó esas palabras y las repitió en su alma. «Se acabó la muerte» —se dijo—. «La muerte no existe».

Hizo una inspiración, se detuvo a la mitad, se estiró y quedó muerto.

Ilich

La muerte de Iván Ilich es una novela bautismal: su lectura imprime carácter. La muerte de Artemio Cruz, de Carlos Fuentes, no. Tras un párrafo forense de gangrenas y fetideces, leemos:

Artemio Cruz… nombre… —inútil… —corazón… —masaje… — inútil… ya no sabrás… te traje adentro y moriré contigo… los tres… moriremos… Tú… mueres… has muerto… moriré.

Espeleología en pseudo profundidades; demasiado énfasis; demasiado jadeo; stream of consciousness de baratillo. Si la cito es sólo por el paralelismo de los títulos y porque me permite afirmar que, en la novela, la grandeza de las escenas de muerte está en el comedimiento que Fuentes desoye.

Ah, pero la muerte de Beatriz Viterbo, en El Aleph de Borges, sí es inolvidable. No nos impresiona por sí misma, pues no se nos narra, sino por su huella —y por los adjetivos—:

La candente mañana de febrero en que Beatriz Viterbo murió, después de una imperiosa agonía […] noté que las carteleras de fierro de la Plaza Constitución habían renovado no sé qué aviso de cigarrillos rubios; el hecho me dolió, pues comprendí que el incesante y vasto universo ya se apartaba de ella y que ese cambio era el primero de una serie infinita.

Como tantas veces, el dolor que comunica Borges es metafísico, pero no menos doloroso.

El extranjero-Albert CamusQué diferente, esta muerte porteña, de la muerte magrebí de El extranjero, de Camus; aquí sí la vemos en directo encarnarse ante nosotros. El narrador va hacia su víctima por una playa; hay un sol cegador:

El ardor del sol me llegaba hasta las mejillas y sentí las gotas de sudor amontonárseme en las cejas.

Aparece un cuchillo refulgente, como el de Pedro Navaja; el sol y el cuchillo se funden:

…sin levantarse, el árabe sacó el cuchillo y me lo mostró bajo el sol. La luz se inyectó en el acero y era como una larga hoja centelleante…

Y entonces llega la decisión y con ella la muerte:

Todo mi ser se distendió y crispé la mano sobre el revólver. El gatillo cedió, toqué el vientre pulido de la culata y allí, con el ruido seco y ensordecedor, todo comenzó. […] Comprendí que había destruido el equilibrio del día […] Entonces, tiré aún cuatro veces sobre un cuerpo inerte en el que las balas se hundían sin que se notara.

Walter Benjamin creía que la muerte es lo que hace que una historia pueda transmitirse. Quién sabe.

Entonces dijo Gangleri

19 noviembre, 2017 — 1 Comentario

Publicado en Málaga Hoy el viernes 17 de noviembre de 2017.

Hay muchas formas de fragmentar los textos literarios: cantos, partes, volúmenes, estrofas. La novela escogió los capítulos como forma preferente de fragmentación. Pero ¿por qué se trocean las historias? ¿Hay una finalidad estética o narrativa además de la meramente funcional de facilitarle la vida al lector (y al novelista)?

La poética del capítulo es relativamente nueva. La lectura de La Voie aux châpitres, del canadiense Ugo Dionne, uno de los fundadores de la nueva disciplina, me llevó a llamar su atención sobre este asunto en mi brevería de cada viernes.

2017_11_17_Entonces dijo GangleriPara quien pueda tener dificultad de lectura con la foto del artículo, aquí va el texto: 

TEXTO SENTIDO

Sanz Irles. Escritor

@SanzIrles

ENTONCES DIJO GANGLERI

Acabo de leer las Memorias póstumas de Brás Cubas, de Machado de Assis, novela hecha de capítulos cortos.

A vueltas con los capítulos cortos recordé La alucinación de Gylfi, de Snorri Sturluson, tan amado por Borges. Rehojeé mi coqueta edición, leída hace tantos años, y ahí estaban, en efecto, esos cortos y brumosos fragmentos, muchos de los cuales empiezan con una fórmula que nunca he olvidado: Entonces dijo Gangleri.

gangleri2

Gangleri, el Caminante, uno de los nombre de Odín

La fragmentación en capítulos es cómoda para los lectores y más aún para los novelistas, que con ella quedan dispensados de conseguir el continuum de la trama, algo que se corresponde más con la realidad que con la ficción. Eso, claro, no significa que construir una novela-mosaico con teselas, en vez de una novela-mastaba con grandes bloques (a lo Proust), sea tarea fácil. Es difícil, pero menos laborioso. Cuando los capítulos son largos, muchos novelistas recurren a la trampichuela de la fragmentación interior, mediante el doble espacio interlinear o el socorrido asterisco. Continuar leyendo…

Eyaculación precoz

11 noviembre, 2017 — 1 Comentario

Publicado en Málaga Hoy el viernes 10 de noviembre de 2017.

El mío es más corto que el tuyo.

2017_11_10_Eyaculación precozPara quien pueda tener dificultad de lectura con la foto del artículo, aquí va el texto: 

TEXTO SENTIDO

Sanz Irles. Escritor

@SanzIrles

EYACULACIÓN PRECOZ

Microrrelato, ficción relámpago, ficción súbita… de estas y otras formas se nombra un género literario que goza hoy de gran predicamento. No debe extrañarnos en la era de tuíter.

El microrrelato es una eyaculación precoz del cuento.

Hablar de micro nos remite a una extensión, ¿pero cuál? ¿A partir de cuántas palabras un relato deja de ser micro? Como hay mil respuestas al enigma, no consignaré ninguna. No me asusta la amenaza de la Esfinge: Descíframe o te devoro. ¡Devórame otra vez!, es mi altiva respuesta.

¿Cómo no sacar a cuento, aunque me había jurado no hacerlo, lo de Monterroso?: Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.

Este microrrelato —harto parodiado—, del subgénero de los hiperbreves, me permite anotar lo más importante: se trata de un formato literario que nos impele a ser cuentistas nosotros mismos, porque hemos de reconstruir una historia que lo explique y resuelva, aunque también sea legítimo afincarse solamente en el destello cegador —cuando lo hay— del genio, y no ir más allá. Continuar leyendo…