Archivos para 30 November, 1999

Artículo publicado en El Español, el 29 de abril de 2023. https://www.elespanol.com/opinion/tribunas/20230429/celine-odiador-odiado/759794019_12.html

¿Debe uno privarse de leer a Céline porque
fue un antisemita despreciable y un
ser humano lleno de odio?

En mayo del año pasado, Gallimard publicó Guerre, de Céline, cuyo manuscrito había aparecido rocambolescamente tras décadas de ocultamiento. Un año después, en marzo de este año, Anagrama publica la encomiable traducción de Emilio Manzano, a cuya calidad intrínseca se suma el mérito de haber lidiado con la dificultad de traducir a Céline, cuya convulsa naturalidad convierte su erizada y formidable prosa en tortura para un traductor serio.

Han aparecido más manuscritos, que el editor irá publicando con calculada dosificación comercial. Cuando no es Houellebecq es Céline: la industria editorial francesa hace sus renovados agostos gracias a sus inmensos escritores escandalosos, y cuando no puede fabricar su suerte, se la encuentra. La industria editorial francesa lleva una gran flor en el ojal más recóndito.

Las 136 páginas de Guerra son una sacudida, una agresión al lector, como las demás novelas del doctor Destouches, nombre verdadero del autor, célebre y denostado.

Céline escribió esta novela, cuya acción transcurre durante la Primera Guerra Mundial, en 1934, o sea, dos años después de que apareciera su fulgurante Viaje al fin de la noche, que lo encumbró. Es un vitriólico alegato contra la guerra y sus horrores, pero el odio que Céline siente por la guerra va mucho más allá: odia todo lo que ha permitido que estallara la guerra, y eso, claro, acaba siendo un extensísimo catálogo de culpables, a poco que se tire del hilo: los estados, los gobiernos, las familias, la sociedad entera y, al cabo, la especie humana en su totalidad.

«Nunca he visto u oído nada más asqueroso que mi padre y mi madre».

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Ética oceánica

13 octubre, 2022 — Deja un comentario

Las tempestades en las novelas de Conrad no son atmosféricas, sino éticas.
Por eso amedrantan. Por eso hay que leerlas.

Artículo publicado en The Objective el 15 de septiembre de 2022. https://theobjective.com/cultura/2022-09-15/conrad-etica-oceanica/

Featuring: Joseph Conrad, Iris Murdoch, T. S. Eliot y la izquierda pueril.

Conrad (Józef Teodor Konrad Korzeniowski), el noble polaco que aprendió inglés tardíamente, nació en 1857, murió en 1924 y navegó como oficial y después como capitán de barco en la marina mercante británica. No sabría decirles, por miedo a hacerle entuerto, si fue un marino que escribía o un escritor que navegaba.

Jospeh Conrad

Los grandes escritores hacen su literatura para superar el carácter caótico del mundo, imponiendo formas a lo que de otro modo sólo serían restos sin sentido. La idea es de Iris Murdoch,que parece reformular el verso de Eliot: «Con estos fragmentos apuntalé mis ruinas».

Hay relación entre forma y ética. Se puede vencer la ausencia de sentido, de valor de un material, imponiéndole una forma. Hablo de materiales vitales, biográficos, que son la materia prima de las novelas.

La línea de sombra es una novela corta de Joseph Conrad que ejemplifica eso con una brillantez apabullante y por eso digo que leer a Conrad debería formar parte de la educación obligatoria. Su literatura es moral y formativa. Sus historias dan temple, si se las lee con la generosidad y la apertura mental propias de los lectores listos y decentes. Los obtusos, indecentes y feos por el mero hecho de serlo, viven en su rencoroso mundo aparte y sólo interesan a los psiquiatras.

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Artículo publicado en The Objective el jueves 4 de agosto de 2022. https://theobjective.com/cultura/2022-08-04/autores-terribles/

Guerra en Ucrania; carestía energética; crisis de alimentos en ciernes; incompetencia y mendacidad en Moncloa; China amenazadora; cataclima (sic). Son tiempos crepusculares. Tal vez propios para leer libros terribles.

                En consecuencia, les recomiendo leer libros terribles, sin demora. Desquíciense, desacomódense. Se lo deben.

Hace unos años, Hermida Editores sacó (o sacaron) Lágrimas y santos, de Cioran, pero ni me había enterado hasta hace nada. Soy cioraniano y no me había enterado. Ya ven. Me entero de pocas cosas, la verdad. Estar à la page me es ajeno. Yo sólo estoy al día del pago de mis deudas y del inventario de mis dudas. Nada más. Mi disculpa es que no soy un profesional de las novedades editoriales. Sólo soy un diletante despistado de la vida.

                Muchos fuimos cioranianos. Algunos, aun con nuestros reparos y nuestras salvaguardas cobardicas, lo seguimos siendo. Aguantamos el tipo.

                Creo que fue Cioran quien dijo, refiriéndose a Nietzsche, a Baudelaire y a Rimbaud, que sus libros perduran por su ferocidad. Podría haber añadido a Léon Bloy, a Dostoievski, a Céline o a Jünger. Hago la lista así, de carrerilla.

                Además de feroces, también podemos llamarlos terribles.

                Cioran es rumano, aunque casi toda su obra la escribió en francés. (Un francés insultantemente bello, por cierto).

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Artículo publicado en «The Objective» el 23 de junio de 2022. https://theobjective.com/cultura/2022-06-23/poesia-mercado-comun/

Mercedes Cebrián

Mercedes Cebrián escribió Mercado común. MC por MC. MC2. Estoy formulativo.

Voy a hablar de poesía.

(Loco aleteo en el calvero. Desbandada general. ¿Qué quiere este tipo?).

La poesía interesa menos que poco, aunque aún gustan las trampas fulleras tipo «puedo escribir los versos más tristes esta noche».

El poemario de Cebrián lo ha publicado La Bella Varsovia, nombre picante y bello para una editorial.

Casi nadie lee poesía. Ni la mitad de los que dicen que leen poesía leen poesía. En la escuela no se estudia poesía. (¿Ganancia? Ya no hay que memorizar felonías como «las corderas vehementes / que se aparten imprudentes / de las madres clamorosas / morirán entre los dientes / de famélicas raposas»).

Pero Cebrián no se arredra y nos ofrece un breve manual de desquiciamiento de la realidad, en el que hasta los más refractarios a la poesía podrán hallar sombra reparadora en el reseco páramo de sus vidas prosaicas.

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Artículo publicado en «El Español» el 15 de febrero de 2022. https://www.elespanol.com/opinion/tribunas/20220215/aneantir-houellebecq-gran-novela-pesar-misma/650304967_12.html

¿Litetarura de la desesperación o literatura de la resignación? Aniquilar, la 8ª de Michel Houellebecq, ha resultado ser una gran novela larga, a pesar de ella misma.

Anéantir, la última novela de Michel Houellebecq, salió hace un mes, con la escandalera mediática que acompaña sus libros. La traducción española aún tardará unos meses. Para encontrar gallineros tan alborotados de críticos y lectores, habría que remontarse a Céline. ¡Menudo revuelo!

Anéantir, por supuesto, está siendo ya otro fenomenal fenómeno editorial. Houellebecq se mueve divinamente en esos altercados y follones: le gustan y le multiplican ventas, fama e influencia; él contribuye al guirigay exhibiendo impúdicamente sus habilidades mercadotécnicas en entrevistas donde juega con el contraste entre su escritura vitriólica y sus sucesivas imágenes públicas: antes la de un joven pulcro y modoso, ahora la de un hombre cercano a la vejez, nimbado por un aire enfermizo y frágil, que reflexiona a media voz y con silencios parsimoniosos y teatrales sobre los “grandes temas” que le preocupan. Parecería temerario adscribir esos ronroneos mediáticos a la rudeza de sus novelas. (La imagen que tuvo hace unos años, desharrapada y como sacada de una película de terror, ha sido cuidadosamente marginada hasta nuevo aviso).

Houellebecq tiene la simpática virtud de enojar a los puros, bien porque lo consideran un fascista de mierda, bien porque lo ven como un rojo de ídem; ora por ateo, ora por guerrillero de Cristo Rey.

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