Artículo publicado en «El Español» el 8 de enero de 2022. https://www.elespanol.com/opinion/tribunas/20220108/houellebecq/640805928_12.html

El 7 de enero la industria editorial francesa tiene su propia epifanía y lleva al mercado sus novedades, en medio de una atención mediática y social que muchos envidiamos.
La industria editorial francesa no es cualquier cosa; en 2020 vendió 422 millones de libros. ¡422 millones! Eso son muchos libros. Puestos en línea y promediando grosores, haría falta una estantería de 10 550 km; una estantería que empezara en Pontevedra y terminara en Osaka. Eso es como si cada francés se hubiera comprado 6,3 libros ese año, aunque, claro está, libros en francés se compran y se venden por todo el mundo, no sólo en Francia o en la pomposona francofonía (más ruido que nueces, en realidad, pero subvencionada con largueza).
Este año sacan libro todos los jabatos y las tigresas de la literatura gala. La avalancha es de algo más de 500 nuevos títulos en pocos días: Éric Vuillard, Leïla Slimani, Pierre Lemaitre, Nicolas Mathieu, Frédéric Beigbeder, Philippe Besson, David Foenkinos, Pascal Quignard, Véronique Olmi, Nathalie Azoulai, Louise Erdrich y muchos más son los justos protagonistas de una gran fiesta de la literatura. Si hay una república que aún merezca ser llamada «de las letras», podría ser la República Francesa, (esa que condecoró al tío Alberto de Serrat).
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