Siempre he dado importancia a cómo empiezan las novelas (y también otras obras literarias).
Con frecuencia son heraldos bien informados de lo que vendrá. Nos preparan para su recibimiento, nos anuncian el tono y la voz que serán su columna vertebral; entornan (cuando no abren de par en par) las puertas de la aventura literaria en la que estamos por entrar , invitándonos a escudriñar un poco, y, en lo práctico, son estupendos indicios para saber si debemos comprar un libro o dejarlo en su triste soledad.
De eso va este artículo, publicado el 24 de junio de 2016 en el diario Málaga Hoy.