Publicado en Málaga Hoy el viernes 23 de septiembre de 2016.
Donald Justice es uno de mis poetas favoritos. Ojalá vean por qué.
Para quien pueda tener dificultad de lectura con la foto del artículo, aquí va el texto:
TEXTO SENTIDO
Sanz Irles. Escritor
A LOS CUARENTA
Hace unas noches, tras cumplir gayamente con el ínclito débito, leí poemas de Donald Justice (Florida 1925 – Iowa 2004). Su sencillez y su contenido lirismo me asombran cada vez, y me conmueven.
Men at forty
Learn to close softly
The doors to rooms they will not be
Coming back to.
At rest on a stair landing,
They feel it
Moving beneath them now like the deck of a ship,
Though the swell is gentle.
And deep in mirrors
They rediscover
The face of the boy as he practices trying
His father’s tie there in secret
And the face of that father,
Still warm with the mystery of lather.
They are more fathers than sons themselves now.
Something is filling them, something
That is like the twilight sound
Of the crickets, immense,
Filling the woods at the foot of the slope
Behind their mortgaged houses.
1967
Comparto mi traducción del maravilloso Los hombres, a los cuarenta.
Los hombres, a los cuarenta,
aprenden a cerrar con sigilo
las puertas de los cuartos
a los que ya no volverán.
Justice, como Dante —Nel mezzo del cammin di nostra vita—, sabe que ha llegado al parteaguas de la vida, al día a partir del cual los horizontes de popa son más anchos ya que los de proa. Recordamos también el cuarto verso de Límites, de Borges: …hay una puerta que he cerrado hasta el fin del mundo.
De pie en el rellano de la escalera,
lo notan ahora
moverse bajo sus pies, como a bordo de un barco,
aunque es suave el balanceo.
¿Qué es ese lo? Es el tiempo, sin duda. Su paso por nosotros; el viaje de la vida. ¿Vamos o nos lleva? Se balancea; cuidado; ¡qué mareo! Pero no es tan violento después de todo. Un descanso en el rellano, en cubierta. Recobrar el resuello para seguir. Singladura.
Y en el fondo de los espejos
descubren otra vez
el rostro de aquel niño que en secreto practicaba
cómo anudarse la corbata de su padre,
El rescate de la niñez, de su recuerdo, se hace sin ningún dramatismo, con naturalidad y, sobre todo, depositando en ese recuerdo algo importante: la unión y continuidad generacionales. Recuerdos comunes de padres e hijos, que se anudan, como las corbatas.
y el rostro de ese padre,
tibio aún por la espuma misteriosa.
Ahora son ya más padres que hijos, estos hombres.
Algo los inunda, algo
que es como el crepuscular canto
de los grillos; algo inmenso
que llena el bosque al pie de la colina
detrás de sus casas hipotecadas.
Grillos, bosque, colinas… ¡hipotecas!
Cinco estrofas en verso libre que nos hacen temblar, aunque no sé bien de qué.
Una pequeña sorpresa para concluir: he aquí el inicio de una conocida estrofa de Wallace Stevens, de 1918: Si los hombres, a los cuarenta, se ponen a pintar lagos…
No debe extrañarnos. Justice amaba a Stevens y aprendió de él que la poesía oculta tanto o más que revela. Yo le agradezco a Justice que no dé consejos ni recetas de cómo lidiar con el volar del tiempo. Mejor eso que un iracundo Dylan Thomas:
Que arda y urle la vejez al acabar el día;
Enfurécete, enfurécete ante la muerte de la luz.