El taconazo de Goethe

13 agosto, 2016 — 1 Comentario

Publicado en Málaga Hoy, el jueves 4 de agosto de 2016.

Goethe es poco conocido en el mundo hispánico; por desgracia.

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Para quien pueda tener dificultad de lectura con la foto del artículo, aquí va el texto (¡con algunas erratas ortográficas y de maquetación corregidas!):

 

TEXTO SENTIDO

Sanz Irles. Escritor

@SanzIrles

El taconazo de Goethe

Ando con Goethe, su Viaje a Italia. La primera parte es el diario de su periplo desde Karlsbad hasta Sicilia. Interesante, aunque habría podido vivir con observaciones geológicas menos detalladas. Queda enseguida establecido, eso sí, que el arte es su primer objetivo. El libro está lleno de descripciones de obras artísticas (otrosí llamadas écfrasis) que nos descubren a un crítico original y un punto cáustico:

…aquí Ariosto vivía insatisfecho, Tasso infeliz, y nosotros pretendemos encontrar consuelo visitando este lugar.

O esta otra opinión:

Lo que los bárbaros dejaron de pie, lo han demolido los arquitectos de la Roma moderna.

La segunda parte es diferente, con un Goethe filósofo y de curiosidad incontenible. Impresiona su vigorosa voluntad de aprender y su insistencia en que eso sólo se consigue con esfuerzo. Viaje a Italia es un rotundo no a nuestros atajos cómodos y crepusculares del tipo Aprenda inglés en 10 días.

Hacia las ocho estoy de vuelta en casa y trabajo mucho en diversas cosas. En mis ejercicios de dibujo sigo educando mi mano y mi gusto…

Hace hincapié en su estudio del dibujo, al que dedica incansables horas; era la fotografía de su época.

También me han interesado las frecuentes alusiones a las obras que tenía en marcha (Egmont, Fausto, Wilhelm Meister…).

He tenido ocasión de meditar mucho sobre mí mismo y sobre los demás, sobre el mundo y sobre la historia […] Al final lo reuniré todo y le daré forma definitiva en el Wilhelm.

Pero también he descubierto a un Goethe galante y él mismo nos cuenta una aventurilla. En Roma conoce a dos mujeres jóvenes, una milanesa rubia y una romana morena. Le gustan ambas y ambas le bailan el agua. Juega a dos bandas, sin caerse del guindo:

…en mi ingenuidad no noté que tal interés dividido no agradaba.

¡Alma de cántaro! Rápidamente, la mamma de la romana lo llama al orden (…habiendo establecido una comunicación de esta naturaleza […] no correspondía que asumiera […] con otra…). Rebotado y orgulloso, Goethe se decide por la catira milanesa, pero pronto descubre que tenía novio. Intenta poner al mal tiempo buena cara, pero acaba delatándose:

Es bien sabido que ceder de manera imprudente a los sentimientos da lugar al más despiadado de los dolores […] Yo tenía suficiente edad y experiencia como para contenerme y sobreponerme al dolor.

Y atención ahora:

“Sería sorprendente que en Roma te hubiese alcanzado un destino semejante al de Werther […]” me reproché.

Goethe acude a su propia atormentada criatura de ficción para dejar entrever su ánimo. Sospecho que los sentimientos del gran hombre hacia la beldad lombarda fueron más tumultuosos de lo que nos ha querido dejar ver. No era insensible al dolor, como ha sugerido el filósofo Eugenio Trías en su Prefacio a Goethe, pero sabía pasar página. A veces se trata de gritar ¡basta! y dar el taconazo.

Una respuesta para El taconazo de Goethe

  1. 

    ¡Se agradece el texto en tamaño présbita!

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